miércoles, 24 de junio de 2015

Echaros de menos (Ciudad Juarez 2015)



5º encuentro de escritores por CIUDAD JUAREZ


ECHAROS DE MENOS
No entiendo mejor homenaje que echaros de menos
ni desaire mayor que el del  olvido,
como no concibo tantas vidas huérfanas,
tanto mártir abatido por la sinrazón,
 por unas cuantas alimañas carentes de credo,
despojos de ideales atrofiados,
atropellados por la locomotora embalada
de la avaricia, 
del desencanto

Por eso os echamos de menos,
porque no es justo,
porque el dolor por las ausencias inocentes
no mitiga
y porque aquellos pocos que decidieron,
-que deciden-
han de sentir el vacío.

Echaros de menos no prende semillas,
ni conduce hacia la cordura
ni el arrepentimiento,
echaros de menos es respirar conciencia
y mantener pura la mirada
con la que miramos atrás
estos muchos que no os olvidamos.

PEPE FRUTOS, SALAMANCA, 25 DE MAYO DE 2015

sábado, 4 de octubre de 2014

MAKI (Lo que la droga ha unido, ni Dios lo separa)



A lomos de tu caballo
quisiste adelantar al viento,
doblar el horizonte y volver,
volver,
volver hacia ningún lugar.

Pero una y otra vez se descompuso el puzzle,
las piezas están gastadas de yermos intentos.

La Puta de la vida hace cruces de piernas mentirosos
y tú, y yo, todos,
todos,
miramos hacia ese coño envenenado
buscando certezas.

viernes, 12 de septiembre de 2014

EN ESTE LUGAR



Mi aportación al Cuarto Encuentro por Ciudad Juárez celebrado en Salamanca el pasado día cinco de septiembre, rodeado de grandes talentos de la poesía, la música y el teatro. Una experiencia que me ha fascinado.


EN ESTE LUGAR


En este lugar, los verdugos
te saludan con sonrisas
 prestadas por quien ya nada presta.

Te miran con el brillo de unos ojos ajenos
cuando es ese brillo lo que huele a cadáver.


En este lugar, los caminos están
empedrados de lástima
y enfangados de humillación y locura.

Sus profundos baches, te conducen al abismo
en el que se ocultan las esperanzas.


En este lugar, cicatriza el desánimo
formando siluetas
trazadas con la desarmonía del terror

- pinceladas de sangre
invisibles al poderoso-.


En este lugar, ya no hay lugar
para tantas ausencias
como las que provocáis

solo queda sitio para un exuberante futuro
y pronto lo ocuparemos.


Pepe Frutos

Salamanca
 Septiembre de 2014

IV ENCUENTRO CIUDAD JUÁREZ


martes, 4 de marzo de 2014

ENTRE CALLES



ENTRE (NUESTRAS) CALLES
 Como de poeta sin ridículas costumbres, son tus calles
calles llanas, que en mi precipitada huida veo borrosas
como miradas a través de lentes de viejo,
calles empañadas por mi propia vida.

Son iguales que esas que sueñas y se van,
son ilusiones de mago remendado.
Son calles de papel mojado y gaznate seco.

En las mías estás Tú, siempre Tú.
Troquelada en las barandas o pintada en el asfalto,
rotulada en miles y miles de absurdos candados,
candados que candan la nada
porque a ti no hay quien te encierre.

Los rincones en los que te ocultas se vuelven esquinas,
te veo a cada paso,
eres reflejo en mis calles e invisible en las tuyas,
perteneces, sin quererlo, a mi deambular oscilante.

Tus calles son calles de seda y acero, mientras;
las mías son del plomo que nace del fuego cruzado.
Magnéticas las tuyas, metálicas las mías.

Los nombres de mis calles gritan tu nombre,
todas las malditas cartas llevan impresa tu dirección:
Calle Amor,
sin número.

POEMA Y FOTOGRAFÍAS PEPE FRUTOS
SALAMANCA, FEBRERO DE 2014

jueves, 3 de enero de 2013

Tierra


Tierra

En los cajones de la vida
-donde ocultamos las penas
y preservamos las dichas-
se esconde el estuche
de los colores vividos,

acuarelas enlatadas
que impregnaron los momentos.

También se oculta la tela,
de áspera y filosa textura,
que pobló de llagas
la más suave de las pieles
y una pequeña libreta
con unos sencillos versos,
dedicados a ti.

“Por más puentes que tiendas,
por más caminos que traces
-destruyes desde que naces-
siempre vencerá la Tierra.”

Imagina, si quieres, atajos
que conducen al horizonte…

Texto y fotografía
Pepe Frutos
 Diciembre 2012

sábado, 6 de octubre de 2012

El tren


EL TREN
Ahora que las locomotoras son blancas, los vagones negros transitan por las vías muertas como esos fantasmas que arrastran enormes bolas de hierro esperando su momento.
***
Después de pensar,
de recordar y paladear
-con asco y placer a partes iguales-
los últimos años de mi vida,
estos viscosos tiempos de feliz infelicidad,
tomé un folio en blanco
y fue en ese momento cuando me asaltó la certeza,
cuando fui consciente de ello.

Un folio en blanco solo tiene dos utilidades posibles
 pero no se puede destinar a las dos a la vez;
o bien escribes sobre él
o lo utilizas para cortarte las venas.

*

Nada más.



Pepe Frutos,texto y fotografía.

Salamanca, 29 de Septiembre de 2012

miércoles, 1 de agosto de 2012

La Poesía es el borde del precipicio


La Poesía es el borde del precipicio
donde el amor se tambalea
donde el olvido se reafirma
donde la Tierra y el Cielo
 se muestran orgullosamente equidistantes

donde la Vida y la Muerte aguantan sus miradas
donde el Sol está abajo,
en el reflejo de unos ojos

La poesía no permite un mal paso
se mueve en la zozobra
no perdona miserias sin alma
no quiere almas sin miserias

La poesía no arranca sonrisas
es sonrisa helada envolviéndo lágrimas
es llanto horadando unas mejillas
-esas que sostienen aquel rictus metálico
como los ojos que reflejan el Sol-
esos que acotan la perfecta interpolación
entre Llanto y la Risa

La poesía es el borde del precipicio
desde el que el poeta equidistante,
el tambaleante y miserable poeta
se lanza
abajo
para vivir la muerte
o reafirmar el amor
impulsado por el olvido
que brilla en tus ojos

-no en los míos-

yo no brillo 
no tengo ojos

solo busco a tientas
y escribo poemas 
precipitados al olvido
Pepe Frutos, 
Salamanca 1 de agosto de 2012

sábado, 19 de mayo de 2012

De carnes y huesos



No quisiera mi princesa
que pensaras más en mí.

Porque tu olvido es mi oxígeno
y tus lágrimas mi óxido,
tus orgasmos corrosivos
me desnudan la osamenta.

No quiero ser esqueleto
de tu pútrida amargura
ni una carne sazonada
con tu absurda desazón

sábado, 12 de mayo de 2012

Perdido


Sin referente alrededor
soy africano en tu Europa,
desnudo voy sin mi ropa
cómo un sol sin resplandor

solo respiro el hedor,
soy un pez fuera de tu agua
ahogado por un mañana
sin tu oxígeno, mi amor

lava sólida en mi interior,
fui la Fragua de Vulcano,
estando siempre lejano
todo mi fuego es candor

Entiende que…
te busque en cada garito,
si en cada manzana del distrito
puerta a puerta llamo yo
para encontrar el vacío
uno más entre el gentío

soy el susurro sin voz

martes, 13 de marzo de 2012

La sonrisa de Martínez

 -Hombre, Martínez, ¿cómo estás amigo?
 -Muy bien, Marcelo,  sólo vengo a molestarte unos minutos.
 -Tú nunca molestas, cuéntame a qué se debe el honor.
 -Ya sabes que el negocio va de mal en peor, casi no se vende fruta y tu restaurante me debe varias facturas. A ver si podemos agilizar un poco los pagos, que tengo a la Loli sin cobrar desde hace dos meses.
 -Ah, era eso, no hay problema amigo, no sé cómo no me lo dijiste antes de llegar a esa situación tan triste, pobre Loli. Ven, pasa a mi despacho y te extiendo un talón por todo el importe.
 Martínez no daba crédito a lo que escuchaba, pero aún así, siguió al jeta de Marcelo hasta la puerta del despacho - pasa hombre, ponte cómodo- dijo Marcelo cediéndole el paso con la mejor de sus sonrisas. Martínez entró dispuesto a escuchar la más peregrina de las disculpas, cuando sintió como a su espalda se cerraba la puerta. Se giró y estaba solo - el cabrón este me la quiere jugar, será gilipollas- sonrío. La sonrisa se le borró de inmediato al pobre Martínez. Al accionar el picaporte para abrir la puerta, no sólo esta no se abrió, se apagaron y encendieron las luces repetidamente, el cuarto tembló como si un seísmo lo moviera con toda la violencia de que la naturaleza es capaz. Sólo fueron unos segundos…
  Despertó Martínez con dolores y magulladuras por todo el cuerpo. Recordaba perfectamente lo sucedido y no intentó salir por la puerta, lo hizo saltando por aquella extraña ventana sin cristales.
 Lo que encontró fuera lo dejó atónito, habían desaparecido los chaletitos unifamiliares, las farolas, las señales de tráfico. El suelo de la calle era de tierra y  la gente vestía muy raro. El lugar de los automóviles lo ocupaban asnos. Martínez que era un hombre de carácter tranquilo, estaba nervioso, muy nervioso -necesito un cigarro, necesito un cigarro, ya. No tenía tabaco Martínez lo que aumentó su desazón. Era en ese momento capaz de fumar cualquier cosa para calmar la ansiedad, no entendía nada y eso lo volvía loco. Caminó entre aquella gente que vestía raro, como él mismo, ya que su camiseta de Cortefiel y sus Chinos con pinzas se habían convertido en un trapo gris que le cubría todo el cuerpo y un cinturón como de esparto. Por calzado llevaba unas extrañas sandalias en lugar de los mocasines que se había puesto esa misma mañana.
  Caminó sin descanso buscando la manera de fumar algo. Después de solucionar eso ya encontraría la forma de comer un poco y un lugar en el que descansar. Ya sabía que no era un sueño aquello y que el hijoputa de Marcelo lo había enviado al pasado. Ese cerdo con tal de no pagar era capaz de cualquier cosa y esta vez se había superado. Vio algunos soldados por las calles y reconoció que estaba en plena época del Imperio Romano
  Había un problema, los romanos no fumaban, el tabaco no llegó a Europa hasta muchos siglos más tarde, así que tendría que buscar un sustitutivo. Al momento tenía frente a sí una planta de hojas grandes, que aunque verdes, estaba dispuesto a probar. Así son las adicciones desde siempre. Se acercó a aquel jardín que circundaba a un precioso Palacete y desde el exterior estirando el brazo como si fuera elástico, logró rozar con los dedos una de aquellas hojas, aunque no lo suficiente como para arrancarla. Tendría que entrar a por ella, no le quedaba otra, la ansiedad lo estaba matando más que la delirante situación en que se encontraba a veintinosecuantos siglos de su vida hasta este momento. Sin pensar en más que en el ansia, cruzó la puerta del jardín, se dirigió al arbusto de marras y arrancó una rama de la que calculó fumaría unos cuantos días, pero cómo cuando las cosas se tuercen, lo hacen a conciencia, dos fornidos Romanos como los de las películas salieron del interior de aquella espectacular morada, se echaron sobre el pobre Martínez, lo inmovilizaron, lo golpearon... y hasta ahí recuerda el buen hombre.
  Volvió a despertar y ahora se encontraba en una especie de galería, como un pasadizo desde el que escuchaba un murmullo de multitud que no acertaba a identificar bien. Miró a su lado y vio a los dos Romanos modelo Cristiano Ronaldo que lo custodiaban y para su sorpresa, en un italiano perfectamente comprensible les pidió explicaciones. Los Romanos, para su sorpresa, en un Español con acento bilbaíno perfectamente comprensible, se las dieron.
   -Amigo, has profanado el jardín de Plinio el Viejo y destrozado su planta medicinal favorita, llevas además ese horrible y sacrílego crucifijo en tu cuello, así que el emperador ha decido que tu única oportunidad de salvación sea la lucha contra un fiero león, anda pueees.
   -¡La madre que me parió, esto ya es el colmo!
   -Es tu turno, cristiano, dijo Fornido número uno. ¡A los leones pueees!
  No se resistió Martínez ¿para qué? Cuanto antes se terminara aquello mejor. Aquella especie de circo estaba atestado de gente, parecía un Madrid-Barça, el calor era sofocante, horrible, parecía que estuviera quemándose vivo el pobre Martínez allí en medio del bullicio mirando a ver por donde vendría el león de los cojones. 
   Salió el león, grande como no imaginaba Martinez que pudiera existir. El había visto los del Zoo de Madrid y ni comparación, oye. Este era un bicho como siete Martínez juntos. Así acabamos antes, pensó antes de arrodillarse y esperar el final sin intentar defenderse.
  El león llegó a su lado, lo miró fijamente, acercó su hocico a la cara pálida de Martínez…y le dijo: ¡coño, Martínez! ¿eres tú?
  -¡La madre que me parió!, ahora éste me conoce.
  -Joder, que soy Manolo, Manolo el Gordo, el del Taller.
  -¡Me cagoentó!
  -¡Que sí, joder! Fui a casa de Marcelo a cobrar una factura y…
  -Ya, ya, no me cuentes, que el resto me lo sé.
  El silencio en el coliseo aquel era impresionante, la estampa con todos los romanos poniendo la mano junto a la oreja para intentar captar la conversación, era digna de un cuadro de Rembrandt. La cara del emperador indescriptible.
  -Y ahora, ¿qué hacemos, Martínez? Se supone que tengo que matarte.
Esas palabras resonaban en su cabeza. Era Manolo quien las pronunciaba.
¿Y AHORA QUÉ HACEMOS?
¿Y ahora qué hacemos?
¿Y ahora qué hacemos?

Tengo que matarte, Martínez
Tengo que matarte, Martínez
Tengo que matarte, Martínez

  -¡Tengo que matarte, Martínez, tengo que matarte!  -gritaba el cabo-  para ver si así aprendes de una puta vez a no acercarte al humo. Esta es la última vez que nos acompañas a destruir alijos de droga, se lo diré al capitán cuando lleguemos a cuartelillo, sí, no pongas esa sonrisa bobalicona, Martínez.